Título: Prince Of Dreams.
Pareja: InooDai
Género: Romance, misterio, sobrenatural.
Extensión: OneShot
Autora: Natsumi
Nota: ¿Resulto pesada actualizando tanto? Wahaha~ ¡Espero que os guste! ^^
Prince Of Dreams.
Y cada noche era un nuevo mundo para él. No importaba cuan duro hubiese sido el día que estaba por finalizar, ni siquiera sentía ese dolor en la espalda tan característico de los directores de prensa.
"¿Por qué no harán unos asientos más cómodos?" se preguntaba una y otra vez, sin entender que el dolor provenía de las largas jornadas de trabajo sentado, sin estirar las piernas ni una sola vez.
Al anochecer todo desaparecía, volvía a ser un niño en cuerpo de adulto para sumergirse en otro Universo donde soñar era sinónimo de vivir.
Allí, recostado sobre su cama, excesivamente grande para pertenecer solo a una persona , respirando pausadamente el aroma a papel que su casa había adquirido, esperaba cada noche a que sus ojos se cerrasen.
Cuando esto sucedía todo se volvía negro, como cuando las luces de una sala de cine se apagan, para dar lugar a la película que tanto deseas ver.
Su razón de ser se basaba en ese momento; Luna y estrellas dejaban de alumbrar el firmamento para centrarse únicamente en él, quien antes de recostarse, se asomaba a la ventana para revisar que el cielo estuviese a su gusto. Todo debía de estar impoluto, perfecto.
Nadie entendía por qué refunfuñaba tanto cuando, debido al exceso de trabajo, tenía que pasar algunas horas más en la oficina. ¿Cómo no iba a quejarse? Esos malditos redactores seguro que hacían su trabajo mal a posta para que él tuviera que pasarse la noche haciendo retoques. "¡Vaya mente retorcida que tienes, Daiki!" decían algunos... ¿Qué sabrán ellos? Como era un hombre sensato sabía que tenía que inventarse cualquier reprimenda, no podía decir la verdadera razón de su enfado.
Por suerte, hoy todo había salido tal cual lo planeado. Siempre incluía los posibles imprevistos dentro del margen de tiempo antes de finalizar su jornada. Recordaba que una vez, a uno de los secretarios se le había olvidado anotar una cita, que él, al no verla en la agenda, desconocía hasta que entró a su despacho y vio a una fila de empresarios occidentales sentados y cabreados por su poca puntualidad.
Gracias a su formidable sentido de la improvisación consiguió terminar la inesperada reunión con unos exitosos resultados y rápido para volver a su casa relativamente temprano.
Cada vez que tenía tiempo libre aprovechaba para dormir, o por lo menos eso parecía a ojos de los demás.
Su cuerpo permanecía inmóvil, pero ¿y su mente? Algo bonito debía de ocurrir, porque rara era la ocasión en la que no despertaba con una radiante sonrisa decorando su rostro.
Poco a poco se fue sumergiendo en el arte de soñar , como muchas otras veces había hecho antes y minutos después, ya estaba dormido.
"Te estaba esperando" Le dijo ese chico. Vestido de azul y negro extendió su mano para agarrar la suya y volar lejos de la ciudad, como cada noche.
Recordó la primera vez que le vio, tan radiante que parecía la viva imagen de un ángel recién acariciado por las manos de Dios.